¿Cómo realizar una auditoría energética en tu empresa y mejorar tu rendimiento? Parte I
La eficiencia energética es una de las claves para el desarrollo sostenible de América Latina. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el consumo de energía en la región creció un 39% entre 2010 y 2021, lo que implica un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y de los costos asociados a la generación eléctrica. Por eso, es importante que las empresas adopten medidas para reducir su consumo de energía y mejorar su competitividad.
Una herramienta fundamental para lograr este objetivo es la auditoría energética, que consiste en un análisis detallado del uso de la energía en una empresa, con el fin de identificar oportunidades de ahorro y eficiencia. En este artículo te explicaremos cómo realizar una auditoría energética en tu empresa y cómo puedes mejorar tu rendimiento con las acciones que se deriven de ella.
1. ¿Qué es una auditoría energética y para qué sirve?
Una auditoría energética es un estudio que evalúa el consumo y la demanda de energía de una empresa, así como los equipos e instalaciones que la utilizan. El objetivo es identificar las fuentes de desperdicio y las áreas de mejora, y proponer medidas para optimizar el uso de la energía y reducir los costos operativos.
Una auditoría energética sirve para:
– Conocer el perfil energético de la empresa, es decir, cómo, cuándo y dónde se consume la energía.
– Detectar los puntos críticos o ineficientes del sistema energético, como equipos obsoletos, mal mantenidos o mal dimensionados, fugas, pérdidas o sobreconsumos.
– Establecer indicadores y metas de eficiencia energética, como el consumo específico por unidad de producto o servicio, o el factor de carga de los equipos.
– Diseñar e implementar un plan de acción para mejorar la eficiencia energética, que incluya medidas técnicas, económicas y organizativas, así como su priorización, presupuesto y plazo de ejecución.
– Evaluar el impacto ambiental y económico de las medidas propuestas, calculando el ahorro potencial de energía, dinero y emisiones de CO2.
2. ¿Qué tipos de auditorías energéticas existen?
Existen diferentes tipos de auditorías energéticas según el nivel de detalle y profundidad del análisis. Según la norma ISO 50002:2014, se pueden clasificar en tres niveles:
– Nivel I: Auditoría preliminar o básica. Consiste en una revisión general del consumo y la demanda de energía, basada en datos históricos y una inspección visual de las instalaciones. Se identifican las principales oportunidades de ahorro y se estiman los potenciales beneficios con un bajo nivel de precisión. Es útil para tener una primera aproximación al perfil energético de la empresa y definir el alcance de una auditoría más detallada.
– Nivel II: Auditoría detallada o media. Consiste en un análisis más profundo del consumo y la demanda de energía, basado en mediciones in situ y una evaluación técnica y económica de las instalaciones. Se identifican las oportunidades de ahorro más relevantes y se cuantifican los beneficios con un nivel medio-alto de precisión. Es útil para diseñar un plan de acción con medidas concretas y factibles para mejorar la eficiencia energética.
– Nivel III: Auditoría precisa o exhaustiva. Consiste en un estudio pormenorizado del consumo y la demanda de energía, basado en mediciones prolongadas y una simulación dinámica del comportamiento del sistema energético. Se identifican todas las oportunidades de ahorro posibles y se calculan los beneficios con un alto nivel de precisión. Es útil para implementar medidas complejas o innovadoras que requieren una inversión elevada o un cambio radical en el sistema energético.
El tipo de auditoría que se debe realizar depende del tamaño, la complejidad y las necesidades específicas de cada empresa. En general, se recomienda empezar por una auditoría preliminar o básica para tener una visión global del consumo energético y luego profundizar en los aspectos más relevantes con una auditoría detallada o precisa.